lunes, 31 de mayo de 2010

De una maníaca


 Se requieren dos cientos cincuenta pesos para alcanzarte, tu imagen etílica, tosca, nunca deja de ser encantadora. Luego regresas de  tu nirvana y recaes en la sobriedad de la razón. Así no te quiero, no me gustas. Me alejo de tus pupilas, de ese brillo que desaparece en tu mirada y recuerdo que eres  humano, que eres cuerdo, no así ya no te quiero.

1 comentario:

  1. El estado etílico, un abrupto al inconsciente, al dejar fluir eso que está guardado, oculto, para que de allí no se escape, donde bajan las defensas de cierto modo, de cierto modo puesto que no es posible entregarse a la muerte (por lo menos en el caso de un servidor), pero una muerte lenta, sin ruido, donde el único sonido es el de transformarse en ese que se desea libre sin ataduras!!!

    saludos

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