martes, 17 de enero de 2012

SE ACABÓ

POR MEDIO DE ESTE ESPACIO, COMUNICO QUE ESTE PROYECTO SE HA CONCLUIDO MIL GRACIAS A AQUELLOS QUE COMPARTIERON, LEYERON Y CRITICARON LA PROPUESTA, ESTOY TRABAJANDO EN OTRO PROYECTO, UN POCO MÁS "EXPERIMENTAL", AUNQUE LA PALABRA SUENA SEUDO-INTELECTUAL, GRACIAS POR TODO.

SIGAN DISFRUTANDO DE LOS PERSONAJES EJEMPLARES DE SU VIDA COTIDIANA

ATTE
YANELI C. G.

jueves, 6 de octubre de 2011

Para dar colores


De los sucesos que más lastiman muchos están relacionados con los más felices, para ser franco eso de ser psicótico no es nada fácil, nada comprende, nadie logra sentir lo que uno siente, en pocas palabras ¡está cabrón ver la vida fuera de los cuadrantes establecidos!. Desde que era pequeño, me topé con que mi boca y mis pensamientos eran congruentes, la gente me apuntó con el dedo índice "eso está mal", "eso no se dice", "eso no es así", e incluso en alguna ocasión "eso es del Diablo"...¿él Diablo?.. entonces me CALLE. En la pubertad me dijeron mudo y dejé de ir a la escuela; casi no me gustaba el ambiente sabor a ruido de esos pasillos, entre la gente y sus sombras, prefería quedarme en el banco de siempre.

Para ser más franco debo confesar que he hecho las paces con el pasado, sí le he dado un fuerte apretujón de manos y hasta uno que otro beso sincero, no es cierto, sincero jamás, pero no me queda más que fingir que lo despido con honestidad, mucho tiempo agarré sus manos y cuando menos los esperaba mis dedos ya estaban tronados todos, uno a uno. Hoy en día, cuando el pasado llega sigiloso, solo siento escalofríos en mi cuello, y entre susurros sopla haciendo un lado a la realidad.

La primera vez que pensé en la muerte tenía 7 años, mi perro se murió porque unos vecinos creían que era demasiado ruidoso para ser un cachorro, ellos tenían un bebé que lloraba todas las noches y pese a que sus lloros despertaban a toda la casa, jamás pensé en matarle, ahora lo pienso, ¿qué será de aquél bebé?, podría desquitarme apretujándole el cuello, pero mi perro lloraría más que todos los bebes de este hospital. Desde entonces no dejo de ver en blanco y negro, todo perdió color, he intentado recuperar la visión en una paleta de colores, nada. Cuando duermo logro ver puntos amarillos, rojos o morados, pero ningún color como lo recuerdo.

Por la mañana tuve un accidente en el comedor, me dolió y logré ver rojo, resolví el acertijo. Fui al baño, comí ese huesudo cuello, observé las verrugas de su cuerpo, me parecieron repugnantes, tomé las agujetas, apreté, con fuerza, con dolor...al final logré  e n t i n t a r m e.

lunes, 1 de agosto de 2011

Nada que decir

Todo sucedió cuando vi aquel caballo, lo vi y me vio, mi mano casi morada por el frío quiso tocarlo, relinchó, pataleó y aún así me acerqué, no podía huir, los dos sabíamos que era el destino, si el destino que con sus heladas estrellas nos miraba, nos guiñaba. Logré subirme sobre su espalda, inmediatamente cabalgamos durante 40 minutos, se detuvo en medio de la nada, ahí congelado bajé y comencé a caminar, trotar y luego a correr desesperado, perdido. Durante todo el camino tuve pensamientos diarreicos sobre el desempleo, el trabajo, mis hijos, mi exesposa, la familia, las nuevas familias, los jotos, los niños, luego yo, yo...en mi. Llegamos a la punta, donde se observa todo, ahí donde otros han observado todo, el desierto se dejó acariciar por mi aliento, busqué más ideas, perseguí palabras e intenté atrapar un la, un do, pero nada. Ahí estaba con mi nariz, con mi lengua, con mis huesos, con mi sangre, solo.

jueves, 14 de julio de 2011

De la luna.

Te convirtió en sirena aquél conquistador de tesoros, en cuánto te vio el dolor sabor a muerte desapareció de sus papilas, también te convirtió en utopía, te compartió -para un pirata es lo más difícil que puede hacer-, pero lo hizo porque te ama, no lo ves, cuando no estás pierde credibilidad ante su tripulación, incluso se toca el corazón con un puño, se lo arranca y enseña como bombea a cualquiera que se le acerque. No deberías dejar que te vea humana, eres una estatua de oro, ¿quién mejor que aquél aventurero para valorarte?,  en cambio deberías cantar en voz alta, muy alta, para que él te encuentre fácilmente, ¿a caso te gusta que viaje de mar en mar, para encontrarte? ¿disfrutas con sonrisa malévola las veces que ha estado de la negra?. Miras al cielo y deseas tener alas, ver de arriba hacia abajo, pero tus escamas te lo impiden. Si tan solo pudieras nadar hacia el abismo, pero le temes, temes perderte, perderle.. por eso vas a la superficie cuando deja de invocar te, puedes amarle, no dejes que te salgan pies, ni te pongas ropa, mucho menos hables, conserva tus pechos desnudos, tus cabellos largos, tu condición de sirena.

martes, 21 de junio de 2011

DESHORAS

Cierto día  me levanté más tarde de lo que una noche antes había pensado, apenas alcancé a desayunar y muy difícilmente alcancé a desayunar, tomé un taxi con las pocas monedas que aún me quedaban en la cartera y con las que debía sobrevivir hasta que llegara la beca del próximo mes, durante el viaje realicé algunas llamadas que adaptarían el resto de mi día. Bueno después de tanto blabla...llegué a mi destino y aunque mi preocupación seguía latente, al menos me encontraba en el lugar que debía 5 minutos tarde, para mi record de llegar tarde, 5minutos eran inofensivos, pero me la aplicaron. Sí me la aplicaron vil y descaradamente, estuve por más de una hora esperando y jamás llegaron, por si fuera poco, tenía otro compromiso en menos de 20 minutos, lo cual significaba, tomar otro taxi y ahora si no había modo, ni monedas para irme así. Así que respiré profundamente y dije, me lo merezco. Karma. No hay problema.

Tomé los respectivos dos camiones y espere los 45 minutos de trayecto para mi otro destino, pensando en lo maravilloso que sería tener un coche y poder llegar a todos lados en 10minutos, decidí leer durante el camino una lectura que había postergado por diferentes circunstancias, cual iluminada leí con tal claridad y concentración que no me la creía. En fin vuelvo a extenderme, parecía que todo mejoraba al llegar a mi otro compromiso, me la volvieron a aplicar, por mas que quise cobrarle al destino/ a la vida/ a Dios, me mandaron al carajo homogéneamente, espere durante una hora más. Por si fuera poco, tenía otros compromisos, si en plural, OTROS.

Cero monedas en mi cartera y OTROS compromisos que cubrir con tiempos desfasados, un malestar estomacal impresionante me invadió, que pocooooooooooooo respecto a los esfuerzos de los demás... me he prometido no ser impuntual y llegar a deshoras, honestamente no es la primera vez, pero nunca había pasado por algo similar, pero hoy, por hoy prometo que me esforzaré para que jamás alguien vuelva a esperarme más de 5 minutos.

aah claro siempre y cuando esté en mi manos.

domingo, 15 de mayo de 2011

A propósito del tiempo.


De nueve años, parada frente al espejo, vi la luz de las doce de la mañana que dividía en dos mi cara; por un lado, la oscurecía la sombra del baño, por el otro, la iluminaba con los poros del vidrio de la ventana. En cuanto salí de ese mutis, grité a mi madre, quería que viera lo que yo. Mi madre entró con ojos preocupados, en cuanto percató mi sonrisa los cambió por unos de duda. –Mira qué bonita se ve la luz- le dije. Con sus ojos disfrazados de lágrimas susurró -¡Qué bella!-, tocó mi cabello y se acercó para que la luz la cortara a ella. Nos quedamos ahí no más de cinco minutos. Solo alcancé a pensar “Quiero recordarme así”. Del resto no me acuerdo.

De 18 años, emocionada con la “libertad” que ofrecía una vida lejos de casa, dije adiós a mi hermana y a mi mamá, que apenas podían responder con sus lloros, caminé cerca de una hora para llegar a mi nuevo hogar, en cuanto abrí la puerta le di la mano a la soledad ¡qué fuerte es su silencio!, fue raro que ella me acompañara durante un mes. Dormí cómo nunca, más de lo recomendado, hasta que un día sentada a un costado de mi cama, escuché el canto de unos pajaritos, nunca los ví, eran del vecino, me acerque al patio trasero y todo estaba cubierto de espesa neblina, eran las siete de la noche y solo la luz de los focos lograba atravesarla. Corrí al techo y vi mi nueva vida. Recordé mis nueve años.

De 23, mientras recibía los papeles de licenciatura, vi por primera vez a mi papá en la ciudad en donde yo vivía, estaba junto a mi mamá y los dos sonreían. Había mucha gente, pero solo me importaba que estuvieran ellos, debido a una serie de eventos desafortunados faltó mi hermana de sangre, estuvo mi hermana de vida y aunque debía estar concentrada, repentinamente recordé a mi hermanita de seis años, llorando porque se había partido la barbilla mientras jugábamos, me pregunté por la gente con la que jugábamos ese día. En un parpadeo cenábamos toda la familia celebrando mi día.

De 24, llorando frente a la computadora, trato de entender que nada dura para siempre, aunque disfruto del ahora, recuerdo los eventos del pasado, pero no puedo detener la dinámica de una pregunta “¿quién roba el tiempo?”. Me da miedo el tiempo, me da miedo que se largue con mis padres,  con mis hermanas, con mis amigos o que me robé a mí.



miércoles, 11 de mayo de 2011

INVENTARIO


Para mi mujer.
Una sonrisa por la mañana, el primer mensaje. Tu respuesta. Siempre un dato interesante para ambos, una pregunta por responder y pensar, algún recuerdo oxidado por tu mala memoria. Un olor agradable en mi cuarto cuando vienes de visita. Siempre algún viaje memorable. Miles de besos reivindicadores, una dieta rica en colaboración, coordinación y siempre a deshoras. Tu cuerpo semidesnudo por la mañana. Una fiesta inolvidable de mayo, nuevas experiencias de nuevas situaciones en una vida nueva. Planes, horarios, mensajes. Tus llamadas. Amigos comunes e intercambio de nuestras infancias. Creencias, conocimiento, esperanzas. Nuevamente besos, internet en los días interminables, cada tres semanas renacimiento. Días que urgen ser años, lustros, décadas. Momentos malos, momentos buenos. Celos, inocentes y dolorosos. Duchas compartidas desde los días secretos. Química corporal que explota en todo lo bueno que es tenerte conmigo. Presupuestos de los viajes, facturas de la lejanía cobradas al encuentro. Una escena de una toalla digna de novela pasional. Una Antigua que fue sólo para nosotros. Los archivos bochornosos en nuestras laps. Caminatas, muchas caminatas. Disfrutar los silencios, tratar de entendernos mientras nos amamos. Los dolores de la vuelta a otra realidad. Tus cartas, mis manos, tu piel, tu cabello. Éste último permanece en mi cama algunos días cuando te vas. El desorden de nuestro cuarto cuando es nuestro. Los pendientes, las ataduras que nos quitamos. Mi familia, tu familia. La distancia traidora. Tu saliva, la mía.
Siempre tuyo.
                                                                                                             Tu hombre.


*Esta publicación es Autoría Eduardo C.M.